Inmigraciones en Chile

Son cerca de 200.000 extranjeros

Según el Censo del 2002, esta cifra de personas representa el 1.2% de la población total de Chile.

    Cada vez son más los extranjeros que eligen  Chile como un país donde empezar la vida de nuevo, personas que por distintas razones debieron dejar sus hogares de origen y buscar nuevos rumbos con la esperanza de mejorar su calidad de vida y la de sus familiares.

     Los argentinos son los más presentes con un 26%, seguida por peruanos con un 21% y bolivianos con un 6%. En menor cantidad se ubican brasileños, venezolanos, colombianos, uruguayos y paraguayos. Del resto del mundo marcan presencia europeos con un 17%, norteamericanos con un 6% y asiáticos con un 4.2%.

    No obstante los chilenos que viven en el extranjero son cerca de 800.000 personas, es decir, por cada extranjero que hay en el país, otros cuantos chilenos están fuera. Por lo cual, históricamente hemos sido un país de emigrantes, ya que son más las personas que salen del país, que las que entran a Chile. De todas formas los pronósticos apuntan que la llegada de extranjeros seguirá aumentando. Todo esto debido al desarrollo económico de Chile, su estabilidad política y social y una serie de factores que convierten a nuestro país en un receptor de inmigrantes.
    
    A pesar del aumento de las inmigraciones hacia Chile, el país no cuenta con una política clara con respecto a las personas que ingresan y se quedan a vivir en nuestro país.

    Durante el siglo XIX se produjeron importantes inmigraciones, especialmente de ingleses, franceses y alemanes, los cuales venían a colonizar el sur de Chile.   

    A la mitad del siglo XX el comercio marítimo impulsó el establecimiento de ingleses, franceses e italianos. También fue importante el número de croatas.

    Diversos estudios señalan que los inmigrantes sufren de graves atropellos a los derechos humanos. El más notorio es la discriminación, sobre todo en el caso de los peruanos y bolivianos. Sufren agresiones verbales y físicas, los contratan para ocupar cargos en trabajos no calificados, viven en el hacinamiento y los sindican como los culpables de la cesantía en Chile.

    Muchos son víctimas del tráfico y el trato de los chilenos y de sus propios connacionales no es agradable. Con falsas promesas de trabajo, documentación, casas, les cobran elevadas sumas de dinero y una vez que están al otro lado de la frontera, los abandonan a su suerte.

    En el caso de los indocumentados la situación es aún peor. Aprovechando estas circunstancias, son objeto de tratos abusivos, trabajos excesivos y mal remunerados, incluso, a veces ni siquiera les pagan. Están en la indefensión.

     Esto debería ser  una vergüenza para el país, ya que no podemos tratar de esa manera a los extranjeros que solo vienen en busca de una vida mejor y con más oportunidades. Se debería hacer algo urgente con respecto a este tema, para no seguir permitiendo que se siga abusando de estas personas, hay que darles trabajos dignos para ayudarlos, porque quizás tienen mucho que aportar en nuestro país.